LA CESÁREA SALVA MUCHAS VIDAS DE NIÑOS

            Es innegable que la mortalidad infantil, en España es mucho menor en el presente Siglo XXI que lo fue en el pasado, sobre todo si nos referimos a un pasado remoto porque en el anterior Siglo XX, sobre todo en las tres cuartas partes del mismo la mortalidad infantil había descendido considerablemente porque las enfermedades que más vidas de niños segaban empezaban a ser menos terribles, evitadas por un género de vida mejor, por una higiene más amplia y cuidadosa y por vacunas cada vez más eficientes y más popularizas y también combatidas por medios más eficaces, de modo que la meningitis, la difteria, la viruela, las infecciones intestinales, etc. etc., dejaron de ser ya, en el Siglo XX, terribles devoradoras de vidas infantiles.
            En el transcurso del siglo, tanto la Higiene, como la  Medicina, siguieron avanzando y  la  morbimortalidad,  infantil disminuyendo.
            ¿De qué peligros mortales  y a cuáles niños salva la cesárea?  
La verdad es que,  pensándolo bien,  la cesárea no ha salvado jamás a ningún niño  de ninguna enfermedad, en el pasado,  a contados fetos, una exigua minoría. Ha después de  la drástica transformación del parto en  enfermedad, cuando salva a numerosos fetos de una muerte intrauterina.  Hasta que el feto no pasa a recién nacido esto es, cuando empieza a respirar y está fuera del útero, no se puede decir que el feto sea un niño, es sólo un  ser humano, un feto a término que alcanzó, espontáneamente, el suficiente desarrollo que le permitirá vivir las sucesivas etapas hasta  llegar a ser una persona adulta, diferentes etapas, de las cuales la de recién nacido es la primera. .
            Muy atrás en la Historia, la cesárea se realizaba después que la mujer habíaa muerto,  con  la falsa ilusión de que el feto fuese varón y aún estuviera vivo.             Seguramente, el parto había sido imposible a causa de desproporción pélvico/cefálica  o  posición  defectuosa  del feto, o a una presentación asinclítica insalvable,  aunque en   los dos últimos casos, quizá se prefiriera la basiotripsia  o la fetotomía a la  cesárea, cuando ya no había ninguna vida que salvar.
            Modernamente,  se recurría siempre a la cesárea con feto vivo,  aunque éste no sufriera, en la desproporción pélvico/cefálica  y en los casos de sufrimiento fetal agudo y  persistente,  en ambos casos, con la idea premeditada de salvar la vida del feto.
            También se efectuaba cesárea en los casos de “abruptio placentae”, es decir, desprendimiento de placenta  o placenta previa, para evitar la muerte de la madre por hemorragia  y, como consecuencia, tambíen la muerte del feto.
            Las numerosas cesáreas actuales se hacen, casi todas, por sufrimiento fetal agudo  y  yatrógeno, aunque también algunas, sobre todo en clínicas privadas, se realizan por “agotamiento “ materno por que se ha obligado a la mujer a un esfuerzo extremo, olvidando que el parto no es voluntario, que se se trata de una función  fisológica espontánea que obedece a unas determinadas condiciones físicas y que, por  mucho que la mujer se esfuerce  no conseguirá parir, si no es el momento oportuno.
                                                                               
CONSUELO RUIZ VÉLEZ-FRÍAS

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